En El Salvador, Luis, Karina y Carlos comparten un camino marcado por la violencia y la discriminación debido a su orientación sexual. Sin embargo, todos ellos comparten una determinación común: la organización social en colectivos disidentes como forma de resistencia ante las adversidades y la indiferencia del Estado.
Un ejemplo palpable de esta resistencia se encuentra en Casa Flamenco, un restaurante en Suchitoto, donde un letrero desafía los prejuicios al proclamar: “En esta casa conviven maricones”.
Este pequeño gesto, liderado por el dueño, Luís Figueroa, destaca la importancia de crear espacios seguros en una comunidad con escasa visibilidad LGBTIQ+.
Luis, abogado y activista de derechos LGBTIQ+, conoce de primera mano la necesidad de estos espacios. Desde su temprana infancia, ocultó su orientación sexual por temor a causar preocupación en su abuela y a sufrir agresiones en su entorno escolar. En el colegio, se aisló para evitar cualquier indicio de su orientación, limitando sus interacciones sociales y evitando expresiones afectivas. Hoy, lidera esfuerzos para cambiar la percepción de la diversidad en Suchitoto, a través de la organización social “Huellas de Suchitoto”.
La invisibilidad de la comunidad LGBTIQ+ en Suchitoto es un problema subrayado por Andreina Guillén, referente de la mencionada organización. A pesar de los avances, la sorpresa y el escándalo ante la presencia de personas diversas aún persisten en la región. La colectividad nació como un espacio seguro para dialogar sobre las violencias que enfrentan y buscar soluciones. Su labor es fundamental para fomentar la aceptación y el respeto hacia la diversidad en la comunidad.
En un ambiente social y político cada vez más hostil para la comunidad LGBTIQ+, acciones como el letrero de Casa Flamenco o la organización “Huellas de Suchitoto” son formas de resistencia y reafirmación. Estos gestos, que buscan resignificar palabras y espacios, son vitales en la lucha por los derechos de la diversidad sexual. A través de sus experiencias personales y el trabajo en organizaciones sociales, Luis, Karina y Carlos continúan defendiendo no solo sus propios derechos, sino también los de otras personas de la comunidad LGBTIQ+.