El pasado 28 de junio, la capital de Hungría vivió un hecho histórico para la comunidad LGBTQ+. Miles de personas salieron a las calles de Budapest y otras ciudades de la nación europea, a manifestarse en la Marcha del Orgullo, a pesar de que el presidente, Viktor Orbán, había prohibido por ley esta conmemoración.
Un mes después de esta recordada jornada, el alcalde de Budapest, Gergely Karácsony, ha sido citado a declarar ante la justicia húngara por haber organizado la manifestación.
“Me convertí en un sospechoso, y si este es el precio de defendernos a nosotros mismos y a los demás en este país, estoy aún más orgulloso de ello”, escribió el político a través de su cuenta de sus redes sociales.
La Marcha del Orgullo LGBTQ+ fue prohibida durante el mes de marzo por Orbán, al igual que cualquier evento o manifestación que “promueva o exhiba el cambio de sexo de nacimiento o la homosexualidad”, argumentando que esta acción tiene el objetivo de proteger a las infancias del país.
El Desfile del Orgullo de este año consiguió números históricos en Hungría, estimándose que más de 200.000 personas se movilizaron a las calles del país, y aunque en principio los asistentes de la manifestación serían multados con sanciones de hasta 500 euros, el gobierno anunció que no habría castigos para los participantes de la marcha.
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