Este jueves 4 de septiembre, uno de los diseñadores más influyentes del siglo XX y figura clave del estilo contemporáneo, Giorgio Armani, falleció a los 91 años de edad.
La noticia fue confirmada por su propia empresa, Armani Group, la cual informó que el diseñador murió “rodeado de sus seres queridos” y “en paz”.
Desde sus inicios en los grandes almacenes La Rinascente y su paso por Nino Cerruti, Armani redefinió la sastrería moderna. En 1975 fundó su propia casa de moda, que con el tiempo se diversificó en líneas como Armani Privé, Emporio Armani y Armani Casa, así como en fragancias, muebles y hospitalidad.
Armani siempre mantuvo una profunda discreción sobre su vida personal, aunque se sabe que tuvo una relación duradera con su socio y pareja Sergio Galeotti, fallecido en 1985 por complicaciones del SIDA. En un gesto de visibilidad y representación, se reconoce como una de las figuras más prominentes de la moda con visibilidad queer, siendo considerado como “el hombre queer más rico del mundo” según algunas fuentes.
A pesar de su avanzada edad y una breve enfermedad, Armani trabajó hasta el final, volcado en su empresa y en sus proyectos futuros. En su última entrevista publicada pocos días antes de su muerte, confesó que su único arrepentimiento fue haber dedicado “demasiado tiempo al trabajo y no suficiente a la familia y los amigos”.
Giorgio Armani no solo cambió el mundo de la moda, también marcó un camino de fortaleza, visibilidad y excelencia que resuena con la comunidad LGBTQ+.
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